jueves, 18 de febrero de 2010

Los toros de papel/ Esteban Ortiz


Por Esteban Ortiz
Diario Hoy, 28 de febrero de 2010

Hay personajes en el mundo que nos sorprenden cuando descubrimos que forman parte del grupo de aficionados a los toros. Hace algunos fines de semana se publicó en este espacio unas reflexiones de Vargas Llosa, declarado aficionado. Pero, nos sorprendería saber que Julio Cortázar también presenció corridas de toros y dejó para la posteridad, en una de sus cartas, aquello que le llamaba la atención: “Se podrá hablar un día entero de la decadencia de la tauromaquia, de lo mucho que hay de malo, las famosas homilías sobre la crueldad, etc., pero hay algo que queda en pie, que es la hora de la verdad: ese momento en que toro y torero están solos y toda la plaza guarda silencio”. Jorge Luis Borges presenció en Barcelona corridas de toros y Ernesto “El Che” Guevara estuvo en la Plaza de Madrid.

Pero si a estas palabras sumamos lo que el mismo Jaques Cousteau expresó en su momento, comprendemos que este espectáculo tiene sustancia: “Sólo cuando el hombre haya superado a la muerte y lo imprevisible no exista, morirá la fiesta de los toros y se perderá en el reino de la utopía; y el dios mitológico encarnado en el toro de lidia derramará vanamente su sangre en la alcantarilla de un lúgubre matadero de reses”. Y el por qué este espectáculo sigue cautivando.

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