martes, 18 de septiembre de 2007

EL COLOR DE LA FIESTA BRAVA/ Esparza Blanco

Por José Antonio Esparza Blanco (peruano) (19 de Mayo del 2001)

Anímese un día a llevar a un amigo a los Toros, de aquellos que jamás pisaron una plaza, y al término del festejo pregúntele qué fue lo que más le llamó la atención. Para quien asiste por primera vez a una corrida, el foco de atención se centrará en el toro. La fuerza, el tamaño, la bravura, la estampa del toro de lidia siempre impresionan al nuevo aficionado.

Pero, obviado este elemento, le aseguro que mencionará algo muy especial; el nuevo aficionado le comentará: “Me llamó muchísimo la atención el gran colorido de la corrida”. Es cierto. El espectáculo taurino es espléndido en el despliegue de color. Otras artes también pueden serlo, pero la gama de colores que se exhibe en una corrida es la perfecta combinación de distintos elementos, que sumados hacen que nuestra retina se complazca de ver tan hermosa variedad.

Yo he pintado muchos cuadros de toros. Lo hice siguiendo la costumbre de mi padre, Eduardo Esparza Anderson, reconocido en el mundillo de los toros como “Euzko”. No lo hice para ganar ningún concurso de pintura, no lo hice para que se me llame “pintor taurino”, no lo hice para salir fotografiado en las revistas o periódicos. Lo hice por puro placer. Soy arquitecto. La vena artística la llevo dentro, pero cuando pinté mis cuadros de Toros lo hice por el extraordinario placer de combinar los colores de la Fiesta Brava sobre un rectángulo en blanco.

Las oportunidades de combinación eran casi infinitas. El traje podía ser verde botella y oro, o blanco y plata, o tabaco y oro, o verde olivo y negro. El toro podía ser berrendo en castaño, colorado ojo de perdiz, cárdeno o jabonero o negro salpicado. Las tablas de la plaza podían adquirir el tono de marrón o rojo que yo quisiese, la arena podía ser gris, beige, amarillentao anaranjada.

Podía pintar las banderillas con los colores más oportunos, aquellos que hicieran juego o contraste con el resto de elementos. Podía pintar capotes brillantes de fucsia y amarillo, o de fucsia y violeta, o encendidas muletas color sangre. El color negro de las zapatillas y de las monteras siempre eran puntos de atención dentro de la composición, y ni qué decir sial toro lo pintaba de negro azabache, con destellos azulados.........

En fin, nunca fue aburrido. Nunca fue monótono. Es más, debo reconocer que pintar cuadros de toros tiene la mitad de la partida ganada, porque el colorido de la Fiesta de por sí, ya asegura unos puntos a favor del trabajo final. Por supuesto que el buen gusto y la sobriedad evitarán cualquier exceso y no caer en los “colorinches” como se diría en criollo.

Quiero hacer un homenaje al color de la Fiesta. Quiero que el amigo lector, si me permite guiarlo, haga un recorrido mental por las imágenes que pienso señalar. Será un paseo por la paleta de pintar que genera la obra pictórica que es una corrida de toros.

Desde el boleto de entrada, usted ya está apreciando vistosidad de colores. Me refiero al boletotradicional, a la entrada clásica para los toros, que solía tener una pintura impresa encima. Esas eran entradas!

La arquitectura de la plaza como marco de fondo, y el conjunto de personas que asisten a la corrida, combinan colores de forma siempre diferente. Una vez ingresado al Tendido, antes de que empiece la corrida, el color del ruedo es tan especial, que si además contamos con la presencia del Astro Rey, resaltará su brillo hasta nuestros ojos.

Parten plaza los alguacilillos y destaca la negrura de sus trajes, sobre los lomos de sus cabalgaduras, que suelen ser variadas y hermosas. Nos atrae la mirada el rojo y el amarillo de sus penachos. Tras ellos, un derroche de color de los toreros de a pie, con la inmensa gama de posibilidades: granas, tabacos, verdes, celestes, obispos, habanos, olivos, todos los tonos de azul, desde el marino al eléctrico, nazarenos y lilas, burdeos, perlas, canarios, turquesas, champagne, rosas y grosellas, palos de rosa, plomos, grises, corintos, en acertadas combinación con oros y platas.

De azul los pantalones, de rojo las camisas y cachuchas, los monosabios se unen al banquetepictórico. Carretilleros, mulilleros y asistentes no podían faltar en su aporte de color al cierre deldesfile. Las propias mulillas de arrastre no hacen el paseíllo sin antes dejarse adornar con flores y cintas. El público forma parte del todo. Bellas mujeres, vestidas como sólo se les ve en los Toros, acompañadas de caballeros orgullosos de poder lucirlas en la plaza, completan con su vestir el ya amplio juego cromático.

Y el toro y su pelaje. Si bien es cierto que la gran mayoría de toros de lidia son negros como la noche, existe una amplia variedad de pelos y pintas que de salir por la Puerta de los Sustos, entusiasman a todos los asistentes. Y las divisas, aquellas escarapelas que se colocan en el morrillo del toro para identificar su ganadería, utilizan el código de color para diferenciarse. Verde y Roja de Yéncala, Celeste y Blanca de La Viña, Blanca y Roja de Jaral del Monte, Verde, Roja, Blanca y Morada de La Huaca, o Verde, Amarilla y Encarnada de Salamanca. Y la sangre del toro. Negar que esa intensidad de rojo nos perfora la visión es imposible, y nos recuerda que estamos frente a un espectáculo sangriento pero hermoso: el juego con la muerte, ya que en más de una oportunidad, la sangre que se ve en los ruedos también es de los toreros.........

Cómo será de intensa la importancia del color en los toros que, muchos aficionados recordamos grandes faenas al volver a ver trajes de luces, en otros toreros, pero que nos traen a la mente a otros con igual vestimenta. Manzanares y Ponce, triunfaron deGrana y Oro. El Capea y Gastañeta de Nazareno y Oro. Abellán y Palomo de Blanco y Plata. José Luis Galloso y Paco Ojeda de Negro y Oro.

Coja usted una revista de toros cualquiera con fotos en technicolor. La explosión de colores que tendrá en sus manos será difícilmente igualada por ningún otro espectáculo por la variedad y repito, infinidad de posibilidades de combinación. Los destellos de los trajes de luces cuando sale el Sol, explican por sí solos por qué llamamos a los Toros la Fiesta Brava. Porque en efecto es una Fiesta de Color.

Puerta de los Sustos: Sinónimo de puerta de Toriles. Pero curiosamente, necesito hablar de las fotos de toros que son en blanco y negro. Si el color es parte tan constitutiva de la Fiesta Brava, se podría creer que las fotos sin color, no tendrían sentido o perderían gran parte de su atractivo. Analicemos lo siguiente.

Hagamos una comparación: Usted se va al campo y de pronto, detiene su automóvil frente a un hermoso campo completamente sembrado de flores. Coge su cámara fotográfica y se gasta el rollo entero por registrar la absoluta grandeza del paisaje y poder mostrársela a sus amigos y familiares. Sube a su coche y se va feliz pensando que las fotografías llevaran esa belleza a otro lugar.

Al revelar el rollo se da cuenta que era una película en blanco y negro y no a color. Lleva las fotos del paisaje a sus allegados y tratará de explicar lo que usted sintió esa tarde en el campo. Pero le aseguro que nadie lo entenderá porque el color era lo que usted quiso registrar, y esas imágenes en blanco y negro no valen nada.......... ¿Es verdad o no?

Pero si se trata de Toros, la cosa es diferente. Porque quien haya visto unas fotos en blanco y negro de una verónica de Paula, de un par de Teruel o de un natural de Manolete, sabe perfectamente que el color no se hace extrañar. La belleza plástica de esas imágenes no se ve mellada por la falta de color.

Los vídeos con que se cuenta de Manolete, de Arruza o de Belmonte, no tendrían valor por ser en blanco y negro, pero su tauromaquia es la misma, igual de intensa y no han perdido esas faenas ni un ápice de belleza por faltarles el color. El toreo es tan hermoso que vence la barrera de la policromía y destaca por sí solo, pues su esencia no radica en el color, sino en su belleza per se. No existe en el mundo entero ningún otro espectáculo que siendo tan rico en color, se dé el lujo de obviarlo y seguir siendo tan espléndido. Y si no es así, que venga quien lo sabe y me lo diga.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Te voy a pintar con sangre para ver si asi tienes un poco de sesos en tu minúsculo cerebro, es hora de que pintes el sufrimiento del toro y no la egocentricidad del torero, basta de atropellos a las maravillas que nos dio la vida, lo mejor es que dos toreros se cuerneen y asi darles su estocada final....